Hola. Me llamo Pablo. Soy la persona que ha comenzado esta página. Te explico por qué. Pues yo nací en….No bueno, no me voy a remontar tan lejos. Empecemos en el año 2007. Yo estaba trabajando en un instituto de secundaria. Un día, mientras estaba en la sala de profesores, captó mi atención el título del libro que tenía entre manos una compañera: Simplicidad radical. Le pregunté y me explicó de que trataba. Me contó que iba de algo llamado huella ecológica (HE), que es el número de hectáreas de planeta tierra necesarias para satisfacer el consumo de cada individuo; que estaba bien, aunque bueno, el autor le parecía un poco iluminado. Me parecio muy interesante lo que me contó, incluso lo del autor iluminado, así que esa misma tarde me compré el libro. Me lo leí y me llegó.
Me gustó lo que propone Jim Merkel: incrementar nuestro bienestar individual y colectivo reduciendo la parte del pastel de la naturaleza que consumimos. Me gustó también que el autor se basa en experiencia reales suyas y no en teorías: su trabajo como ingeniero, su beca en Kerala, sus estancias en la naturaleza... Y me gustó sobre todo la forma en que lo plantea todo: desde la libertad, disfrutando y pasándolo bien y no como una penitencia o un castigo. Para realizar esta reducción de nuestro impacto ambiental, presenta dos métodos, que me parecen muy inteligentes: en primer lugar, el cálculo y la contabilidad de nuestra huella ecológica (HE) personal, que nos permite ir tomando conciencia de cuánto consumimos (por ejemplo, yo consumo algo más de 9 hectareas al mes) para ir reduciendolo y alcanzar el nivel de consumo sostenible que nos hayamos propuesto (por ejemplo, yo me he propuesto alcanzar un consumo de 2, 73 hectareas/mes al cabo de cinco años) . En segundo lugar, utiliza otro método, extraído de un libro titulado La Bolsa o La Vida, que quizás conozcas. Mediante este segundo método se pretende tomar conciencia de en qué gastamos nuestro dinero y energía vital, con la finalidad de redirigirlo a aquello que realmente nos satisface, y por qué no, de liberarnos de la obligación de trabajar.
Debí de aplicarme la lección, porque después de leer el libro dejé pasar dos años y medio. En diciembre del año pasado por fin me encontré en la disposición y con ganas de empezar a realizar lo que propone Jim Merkel. Poquito a poco, por placer y disfrutando de ello: llevar la cuenta del dinero gastado, de los kilómetros realizados, etc.
Hace unos días, sentí la necesidad de contactar con otra gente que tuviese estas mismas inquietudes y que estuviese llevándolas a la práctica de forma parecida.Así que bueno, para eso he abierto esta web, con la esperanza de poder encontrar otras personas en la misma onda, con las que disfrutar recorriendo el camino de llevar un estilo de vida sencilla. Me gustaría que construyésemos entre todos una comunidad virtual de personas que estamos reduciendo conscientemente nuestra HE siguiendo algún método como los propuestos en Simplicidad radical, La bolsa o la vida, o de cualquier otra manera. Me gustaría que fuera un sitio donde compartir experiencias reales, crear vínculos, establecer sinergias, animarnos mutuamente...más que un foro de debate o de discusión. Estoy convencido del potencial transformador que tienen las experiencias reales (quizás me venga de la gestalt) y de que un hecho real, por pequeño que sea, vale más que mil discursos.
Me gustó lo que propone Jim Merkel: incrementar nuestro bienestar individual y colectivo reduciendo la parte del pastel de la naturaleza que consumimos. Me gustó también que el autor se basa en experiencia reales suyas y no en teorías: su trabajo como ingeniero, su beca en Kerala, sus estancias en la naturaleza... Y me gustó sobre todo la forma en que lo plantea todo: desde la libertad, disfrutando y pasándolo bien y no como una penitencia o un castigo. Para realizar esta reducción de nuestro impacto ambiental, presenta dos métodos, que me parecen muy inteligentes: en primer lugar, el cálculo y la contabilidad de nuestra huella ecológica (HE) personal, que nos permite ir tomando conciencia de cuánto consumimos (por ejemplo, yo consumo algo más de 9 hectareas al mes) para ir reduciendolo y alcanzar el nivel de consumo sostenible que nos hayamos propuesto (por ejemplo, yo me he propuesto alcanzar un consumo de 2, 73 hectareas/mes al cabo de cinco años) . En segundo lugar, utiliza otro método, extraído de un libro titulado La Bolsa o La Vida, que quizás conozcas. Mediante este segundo método se pretende tomar conciencia de en qué gastamos nuestro dinero y energía vital, con la finalidad de redirigirlo a aquello que realmente nos satisface, y por qué no, de liberarnos de la obligación de trabajar.
Debí de aplicarme la lección, porque después de leer el libro dejé pasar dos años y medio. En diciembre del año pasado por fin me encontré en la disposición y con ganas de empezar a realizar lo que propone Jim Merkel. Poquito a poco, por placer y disfrutando de ello: llevar la cuenta del dinero gastado, de los kilómetros realizados, etc.
Hace unos días, sentí la necesidad de contactar con otra gente que tuviese estas mismas inquietudes y que estuviese llevándolas a la práctica de forma parecida.Así que bueno, para eso he abierto esta web, con la esperanza de poder encontrar otras personas en la misma onda, con las que disfrutar recorriendo el camino de llevar un estilo de vida sencilla. Me gustaría que construyésemos entre todos una comunidad virtual de personas que estamos reduciendo conscientemente nuestra HE siguiendo algún método como los propuestos en Simplicidad radical, La bolsa o la vida, o de cualquier otra manera. Me gustaría que fuera un sitio donde compartir experiencias reales, crear vínculos, establecer sinergias, animarnos mutuamente...más que un foro de debate o de discusión. Estoy convencido del potencial transformador que tienen las experiencias reales (quizás me venga de la gestalt) y de que un hecho real, por pequeño que sea, vale más que mil discursos.
En Zaragoza, a 20 de marzo de 2010.
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